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jueves, 12 de diciembre de 2024

LA MEMORIA : UNA MIRADA BUDISTA

   

       LA MEMORIA : UNA MIRADA BUDISTA.

Rescatemos una definición para comenzar con una idea común: la memoria es la capacidad de la mente que permite a la persona “registrar o codificar, retener y recuperar” la información pasada.

Para la ciencia la memoria es un factor imprescindible para el aprendizaje, necesaria para la adaptación de los seres al medio. Para el budismo, sin contradecir lo anterior, “permitiría aprender a liberarse de los engaños mentales y avanzar en la rueda de la vida” (1). Además nos colabora en nuestra capacidad de sobrevivir, por ejemplo, recordamos a través de ella funciones básicas que realizamos en nuestro diario vivir. Sino fuera así, tendríamos que aprender a andar en bicicleta cada vez que la tomáramos.

Buda explica su importancia dando por sentado que nuestra existencia es acumulativa y que nuestro estado en vida, permite encontrar o conseguir las instancias del pasado en la memoria. Le atribuye dos grandes importancias: una es que el funcionamiento del sistema cognitivo que crea nuestra realidad, se basa en la memoria (sin ella no podríamos crear un hábito o rutina mental). Y segundo, es esencial para aprender nuevos hábitos o rutinas. Sin estas costumbres, por ejemplo, no podríamos seguir las enseñanzas budistas (2); nos complicaríamos al manejar el computador o al usar los cubiertos de comer. Nos indica también que es actualizable a los cambios de una rutina.

La psicología budista reconoce la memoria como una función del aprendizaje. Recordemos que la forma de enseñar a sus seguidores y maestros budistas incluía el recitar de memoria las enseñanzas (aún es usado este esquema en la actualidad). Este método permite reforzar la codificación que se crea para la búsqueda de información en la memoria. Si encontramos que algo es muy importante o valioso la información pasara a nuestro sistema de memoria de corto plazo (se recomienda estudiar como codifica la memoria).

Cuando nos preocupamos de algo, las condiciones de dicha preocupación se encuentran en el pasado. Si nos preocupamos de tener que cambiar el aceite al auto o pintarnos los ojos estaremos recurriendo a la memoria. Es tan importante la memoria que sin ella, por ejemplo, no seriamos capaces de realizar las prácticas budistas o funciones básicas del día a día. 

A medida que somos más “conscientes” mentalmente, por ejemplo en el caso de maestros budistas avanzados, estos pueden llegar a realizar un cambio en la memoria vía la meditación ya que la mente esta condicionada por los objetos de su atención, y por las mismas ideas y los conceptos que son aún mas poderosos para condicionarnos. Como la mente es moldeable a través de la meditación, esto permitiría a este meditador convertirse en un ser mas avanzado, ya que podría mejorar y adicionar nuevos esquemas positivos de vida y actuar de acuerdo a estos. Es decir, puede producir mejoras de hábitos en rutinas negativas y reforzar la codificación mental de otras positivas (3). El budismo tibetano aporta prácticas en beneficio de este crecimiento mental y espiritual.

Se ha confirmado por científicos que existe una plasticidad sináptica como lo indicaba Buda, y que por lo tanto las conexiones entre los sistemas neuronales se modifican dado esa plasticidad constantemente con la experiencia personal. Confirman también que la codificación es un proceso biológico que comienza con la percepción; recordemos que ésta es un skandha del sistema cuerpo – mente budista. Por lo tanto, en la medida que aumentemos nuestro nivel de conciencia nos acercamos más a las capacidades de un ser aventajado, y podremos realizar cambios positivos fácilmente en nuestra mente condicionada.

En el budismo la memoria no es una entidad que se ubique en una estructura determinada, sino que es parte de la mente. 

Nuestra mente muy sutil va más allá de la muerte física. Esta mente sigue el estadio intermedio del bardo tibetano hasta que este cuerpo muy sutil renace en un nuevo cuerpo. La memoria no tendría cuerpo material ni forma tal cual la mente, y es parte de la corriente de conciencia que perdura tras la muerte del cuerpo físico, es decir, viaja como parte de la mente muy sutil. 

¿Cómo nos explicamos que cuando renacemos no tenemos un contacto claro con la memoria de la vida anterior? La situación es que no estamos preparados aún para ello.

Un Buda puede recordar todo, cada momento de su vida y vidas que tuvo, es decir, todo lo que ha experimentado. Nosotros no estamos aún en ese nivel pero podemos alcanzarlo. La mente de nosotros podría hacerlo pero no estamos suficientemente capacitados o avanzados para tener la misma “atención” o concentración mental que un maestro, requisito por ejemplo para una adecuada meditación.

Si le preguntan a un maestro lama cómo se explicaría el budismo el deterioro de la memoria y otras capacidades cognitivas, como por ejemplo en el caso del Alzheimer, lo más seguro es que contestaría que las conciencias sensoriales no están siempre activas (también pueden estar debilitadas) y que por eso no es siempre posible acceder bien a la memoria, que aunque pareciera ausente, este nivel no desaparece; incluso podría haber fallas en las conexiones de las neuronas con el cerebro.

Es conveniente recordar lo que significa Tulku: es un término budista tibetano para referirse al maestro que logró tener un control durante la muerte, sobre la forma de renacer y principalmente, es considerado como una emanación de un maestro con altos niveles de realización. Un ejemplo, el Dalai Lama. 

Para reconocer un tulku el budismo tibetano tiene un sistema que incluye preguntas sobre el pasado y el reconocimiento de objetos, proceso que realizan cuando la persona es aún un niño de corta edad. Un buen resultado de este proceso confirma que además de existir la memoria en el traspaso del renacimiento, el joven aludido tuvo y tiene algún nivel de realización. 

K Dondrup T.

(1) En budismo www.tibetano.es (la memoria – impermanencia de la mente).

(2) En el camino budista denominado Óctuple Sendero que es el indicado para purificar la mente, durante el cual se generan procesos internos inconscientes, estos no podrían darse si no existiera la memoria.

(3) Un estudio científico entre tres universidades de Estados Unidos y monjes en los monasterios de Qjongke y Jiagu revela que la meditación budista tibetana transforma la interacción cerebro-corazón y aumenta el nivel de conciencia. (Nirakara.com/blog/la-meditacion-budista-tibetana-modula-la-conexión-cerebro-corazón). 





 

 


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