La razón por la que no somos felices es que tenemos un deseo desmesurado por los objetos de los sentidos, por los objetos samsáricos, y por lo tanto nos aferramos a ellos.
RENUNCIA BUDISTA.
El concepto básicamente nos dice que a lo que queremos renunciar es al sufrimiento, a esas experiencias insatisfactorias de esta existencia cíclica.
La renuncia en el budismo es pues desear liberarnos de la mente iracunda, egoísta e ignorante que poseemos y de los lazos que tenemos con el samsara, es decir, de lo que nos hace infelices, del sufrimiento y sus causas, que se basan en nuestras concepciones incorrectas de lo que es la felicidad y las causas de ella. Esta renuncia a los objetos de los sentidos no significa renunciar a las cosas placenteras, como por supuesto, a la felicidad y a la familia. Renunciar al samsara tampoco significa que te deshagas de tu cuerpo, de tu mente o de componentes de ellos, porque de esa manera no puedes deshacerte de ellos.
Renunciar es desear menos apego, menos egoísmo, es querer ser más razonables y lograr una forma más sabia de actuar en nuestra vida.
La renuncia permite que tu mente gane mayor concentración y te haga cambiar completamente el sentido de la vida, haciéndola más significativa. Entre los logros destacamos también que nos orienta en la dirección espiritual y personal adecuada, nos sensibiliza a la ley del karma actuando con buenas intenciones, nos orienta hacia conductas más virtuosas apoyadas en la ética que desprende, abriendo en definitiva las puertas al altruismo. Fortalece nuestra confianza en las enseñanzas de Buda y en los maestros que conocen el camino de la sabiduría, porque obtener la felicidad es acercarse a la verdad. Los tres sellos se convierten en tu aliado que motiva el cambio, lo potencia y, clarifica el significado de este compromiso de renuncia.
En definitiva es un acto espiritual importante, una experiencia totalmente interior y voluntaria, deseada por una mente que busca la liberación del apego a los placeres mundanos y a los renacimientos contaminados. Este camino nos trae una valiosa recompensa, que con tu esfuerzo y dedicación podrás alcanzar: tu propio despertar.
Intentemos conocernos, seamos nuestros amigos, creamos en nosotros mismos, tomemos el camino budista que lo permite.
No somos perfectos, pero tenemos la suerte de poder conocer el Dharma. Practiquemos y poco a poco nos encontraremos más que satisfechos con los logros internos alcanzados.
K Dondrup T.
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