INTRODUCCIÓN:
Cada vez más hombres y mujeres se preocupan de los valores humanos y espirituales. Comprenden que cada día le son más vitales para vivir en armonía y advierten, que se está perjudicando nuestra sociedad ante la falta de éstos. Sabiamente, anhelan redescubrir y refrescarlos para que no sigamos deslizándonos hacía un abismo, conscientes de que la vida es mucho más que cosas materiales.
De hecho, actualmente el egoísmo, la vanidad y la pobreza de amor ya son parte del diario vivir. Prevalece tanto el interés por la fama y la influencia de poder, que los individuos se están enfermando subrepticiamente, en forma nunca antes apreciada.
Se están generando personas más engreídas, codiciosas y estresadas, incapaces de considerar que pueden vivir con regocijo y equilibradamente, sin ser tan vanidosos y ambiciosos. En realidad, son muchas las personas que se sienten frustradas con el actual modo de vivir y de los efectos íntimos que ello conlleva.
¿Por qué acercarnos al budismo?
Porque nos invita a reconsiderar la forma de vida que mantenemos, inspirándonos a realizarla de forma más consciente, más feliz, ecuánime, generosa y libre.
El budismo nos ayuda a madurar, a crecer espiritualmente y a ser un humano más perfecto. Nuestra salud mental mejora notablemente como el contento y el equilibrio emocional. Porque, finalmente, nos permite expandir nuestra capacidad de individuo, al desarrollar nuestra conciencia, sacudiéndonos de nuestras toxinas mentales, tales como el apego, odio, vanidad, codicia, celos e ignorancia espiritual, resultando en un apreciar y actuar en la vida con mayor lucidez.
Las personas aún declarándose inteligentes, no desarrollan un modelo interior, que lo perfeccione y beneficie a él y los demás, al obtener la sabiduria que da el conocimiento superior.
en un sentido profundo del ser, para progresar y
ser mejores personas.
COSTUMBRE BUDISTA, EL DHARMA, LA RUEDA DEL DHARMA.
Costumbre budista.
En la época de Buda y anteriores, los conocimientos del maestro al alumno eran transmitidos en forma verbal. Las materias de enseñanza se organizaban bajo ciertos criterios normalmente temáticos, y se subdividía modularmente con títulos de identificación, con el fin que el discípulo pudiera captar, memorizar y recordar con facilidad.
Como parte de la enseñanza, los educandos debían recitar lo aprendido, normalmente al inicio de la siguiente instrucción, método que perdura hasta hoy día.
Muchos tenían una gran memoria, llegando a no omitir nada de lo voluminosamente enseñado (este fue el caso de Ananda, el asistente de Buda). De esta forma, se aseguraba la correcta transmisión de las enseñanzas.
Solo después de muchos años de la muerte de Buda, sus enseñanzas fueron escritas por los monjes budistas.
EL Dharma.
Cuando se menciona el término Dharma, se está aludiendo principalmente al conjunto de las enseñanzas de Buda.
Tras alcanzar la iluminación, formuló su creencia sobre la naturaleza de la vida en sus Cuatro Nobles Verdades. Al ponerlas en práctica, logramos realizaciones en nuestra mente que permiten mejorar nuestra calidad de vida, alejándonos del ego y cultivando paz y felicidad interior; despejando el camino para llegar a adquirir una sabiduría superior. En la medida que se avanza en las enseñanzas del Dharma, se va comprendiendo el beneficio del menor apego, odio, avaricia, vanidad y de otras emociones negativas que tanto sufrimiento causan al ser, por tanto, este darnos cuenta nos estimula a anhelar apartarnos de ellas, convencidos del beneficio que conlleva.
El maestro tiene aquí, la importante tarea de enfocarnos para llegar a la comprensión cabal de la materia.
Como la práctica del Dharma tiene lugar en la mente, en especifico la meditación, permite perfeccionarla influenciándola de pensamientos virtuosos, cuyo “valor virtuoso” se llegará a ejercitar natural y constantemente. Por ejemplo, si usamos el mantra de Avalokiteshvara para meditar, desarrollaremos en nosotros la virtud de la compasión.
Este entrenamiento “basado en una conducta ética de vida y de meditación”, lleva a que la perseverancia invariablemente dé el fruto que se aspira de la vida espiritual budista. Este logro se traduce en protegernos del sufrir y de experimentar problemas, adquirir una mente en armonía y pura, sin perturbadores mentales presentes, tal cual un cielo sin nubes, pues cuando se presentan dificultan advertirlo tal cual en realidad es, y finalmente, nos permite un entendimiento sabio de la “realidad”, es decir, conocerla tal cual es, que es lo que nos concede la Iluminación o “despertar personal”.
Buda dijo: “voy a mostrar el camino que lleva hacia la naturaleza búdica, el camino de la verdad última”, entiéndase el camino hacia nuestra propia naturaleza, el despertar de nuestra propia budeidad.
con sus respectivas realizaciones.
La Rueda del Dharma.
Las primeras enseñanzas Buda las realiza cuarenta y nueve días después de alcanzar la Iluminación, en Sarnath, cerca de Benarés, donde estaban residiendo sus cinco antiguos compañeros de peregrinaje. Esta acción es considerada como la realización del “primer giro de la rueda del Dharma”, es decir, el inicio de las enseñanzas.
Son estas primeras enseñanzas, las que incluyen el Sutra de “Las Cuatro Nobles Verdades”, el fundamento del budismo.
Algún tiempo después Buda gira por segunda vez la rueda del Dharma enseñando el sutra de “La Perfección de la Sabiduría”. Aquí manifiesta su visión acerca de la naturaleza última de los fenómenos, la vacuidad, es decir, la visión correcta de los fenómenos (sin existencia inherente).
Al hacerlo por tercera vez, enseña el Sutra que “Discierne la Intención”. Estas últimas enseñanzas son primordiales en el budismo Mahayana. Incorpora aquí la enseñanza respecto la budeidad o "naturaleza búdica".
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