La Iluminación del ser humano es el objetivo principal del budismo.
El budismo nos invita a desarrollarnos como personas vía el Camino medio y la meditación, para purificar y ampliar nuestra conciencia, superando el sufrimiento y llegando a ser verdaderamente felices, a contar con un amor y compasión espontáneos.
Para un iluminado, un Buda, no existe por tanto en su mente, la intelectualización, la parcialidad, la dualidad, los venenos mentales, el yo, los prejuicios, las confusiones, los engaños y todo tipo de condicionamiento mental que actualmente poseemos. Los ha superado. Es otro ser mental. Asimiló un nuevo entender y percibir de la realidad. En definitiva, incorpora un nuevo conocimiento, la verdadera forma de apreciar la verdad o realidad.
Como ha logrado la Iluminación obtiene un estado de conciencia clara, pura, que va más allá de la razón y los sentidos, percibiendo en este contexto, los fenómenos tal como realmente son, penetradas en su esencia, distinguiendo de forma natural la realidad última de los mismos, la vacuidad (los fenomenos estan vacios de existencia inherente).
Le es posible el conocimiento absoluto o sabiduría perfecta que advierte y comprende todos los fenómenos del universo, pudiendo realizarlo en forma simultánea, entendiéndolos en su unidad y advirtiendo las diferencias particulares de los mismos.
Como habíamos comentado, hay dos verdades: la convencional que es la que conocemos y somos capaces de apreciar y, la que se adquiere dado un nuevo entendimiento, conocida como la verdad última de los fenómenos, es decir, el percibir la verdadera naturaleza de los fenómenos, que es lo que consigue un iluminado.
Para llegar a iluminarse no hace falta viajar a ninguna parte; todo lo necesario está latente dentro de cada uno, pues tenemos la naturaleza de Buda. Solo hay que saber practicar adecuadamente para que en un despejar progresivo de la mente, se revele dicha lucidez.
El Dharma o BudaDharma, las enseñanzas de Buda, son entonces el camino que nos guían a convertirnos en Buda, a iluminarnos. A medida que aplicamos las enseñanzas prontamente notamos que las perturbaciones mentales son cada vez menos intensas, cambio que uno realmente advierte. Se da cuenta de este avance, que comprueba con el beneficioso actuar que desarrolla. Así, pronto el ego y los sentimientos negativos disminuyen, como los positivos, incluidos la paciencia, el amor y la generosidad se acrecientan, beneficiando definitivamente nuestro ser. Ya se ha dado un avance inimaginable para uno. Así, las láminas de la ignorancia se desprenden de a poco, y la sabiduría interna comienza a surgir. Finalmente, se origina el "despertar" esperado, causado por el esfuerzo personal, llegando al conocimiento contundente de la “realidad última”, la verdad última.
La naturaleza de Buda está en la esencia del ser humano, por
ello tenemos la posibilidad del despertar, con dicho potencial lo podemos alcanzar.
K Dondrup T
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