MALA (O JAPA MALA)
El rosario budista o mala consta de 108 cuentas o bolitas del mismo tamaño. Se usa para llevar el registro de las veces que se repite el mantra, que es un medio de protección mental, en contra de las emociones y actitudes perturbadas.
El mala proviene desde el hinduismo y se refieren a él desde hace miles de años antes de Buda. Originalmente era una lienza con nudos.
El mantra más utilizado del budismo tibetano es Om Mani Padme Hum, está relacionado al bodhisattva de la compasión, Avalokiteshvara o Chenrezig (Tíbetano).
A.- Se trata de que existen 108 tipos de oscurecimientos mentales que impiden ver claramente; estas 108 kleshas (estados mentales que oscurecen la mente y que se manifiestan en acciones negativas o venenos) provienen a partir de la formula: Las 3 formas de experiencia (positiva, negativa o neutra) multiplicada por los 6 sentidos (vista, oído, tacto, gusto, olfato y conciencia o mente), hasta aquí vamos en un total de 18. Luego estos 18 por las 2 formas de experimentar toda experiencia ya sea como apego o aversión nos vamos a 36. Y finalmente multiplicadas por las 3 formas del tiempo (presente, pasado y futuro) nos da el número de 108. Superando las 108 kleshas se alcanzará el nirvana o la iluminación.
B.-Otra versión dice que el numero 108 es relacionado a las 12 casas astrológicas multiplicadas por los 9 planetas en nuestro sistema solar.
En el pranayana (control del aliento vital; respiración) se estima que un ser humano respira 21,600 veces en un ciclo de 24 horas, considerando 60 periodos de 360 respiraciones. Así las 108 cuentas aseguran por lo menos 100 recitaciones de un mantra dentro de un ciclo completo del rosario.
Los rosarios más comunes son los de 108 cuentas aunque se usan otros de 21, 24, 27 cuencas que se llevan en la muñeca izquierda.
Hoy se fabrican rosarios de madera y piedras semipreciosas como ámbar, cuarzo, rubí, turquesa, jade, amatista, ojo de tigre, ónix, lapislázuli, cuarzo rosado y cristal de roca pero tradicionalmente, los hechos de semillas de bodhi y sándalo rojo son los más considerados para la ejecución de las prácticas del budismo tibetano. Cada color también recuerda un Buda o Bodhisattva (azul al Buda de la medicina, verde a Tara (verde) y sucesivamente).
A veces tienen cuentas de diferentes colores que se colocan entre los puntos 27, 54 y 81, con el propósito de dividir al rosario en cuatro secciones proporcionales para llevar la cuenta de la recitación de los mantras.
Los hilos del rosario, por otro lado, representan la continuidad de la doctrina Budista y como un medio eficaz para dominar las 108 pasiones mundanas. Usualmente, el hilo está elaborado con 3 o 9 fibras individuales. De contar con tres fibras, el hilo representa la triple joya budista: el Buda o la meta a obtener, el Dharma o doctrina y la Sangha o la comunidad espiritual. De tener nueve, se simbolizaría al buda Vajradhara y los ocho grandes Bodhisattvas o discípulos del Buda.
Cuando uno termina un ciclo completo de 108 recitaciones del mantra, el mala es girado sobre su propio eje y el siguiente ciclo de recitación se inicia en orden inverso. No hay que pasar por sobre el gurú.
Existen además unos contadores para llevar, por ejemplo, la cuenta de cuantas veces uno a repetido el mala de 27 o de 108 cuentas.
• la mano (cuerpo),
• al recitar el mantra se ocupa la voz (palabra) y
• la visualización de la deidad (mente).
Enfocando estos tres aspectos sobre la práctica, los beneficios se ven multiplicados y se acumula mayor mérito.
Cuando se termina las 108 o 27 recitaciones del mantra (mala de muñeca), no pase por encima de la cuenta del gurú, pues seria como pasar a llevar a nuestro maestro.
Hay que usar el Mala con respeto y cuidado, no dejarlo en el suelo, al igual que todo objeto sagrado. Si caen al suelo, recogerlo y tocarse con él la coronilla de la cabeza recitando, Om Ah Hung tres veces.
El mala No debe ser considerado como objeto de joyería ni de adorno.
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