Budismo: Aspiración del ser humano.
El individuo durante su vida concibe ideas con el fin de un beneficio material, lo cual no se desea censurar, tienen su propio derecho, sino se desea resaltar que, innegablemente, el despliegue de ese esfuerzo no va en beneficio de algo espiritual, intrínseco a su ser.
La persona podrá indicar que al ver realizado su ideal, ello le otorga un momento de felicidad, pero debe reconocer que ese contento es pasajero, solo una sensación mental transitoria y breve, vía un camino duro y no siempre fructífero, y que el esfuerzo del periodo involucrado, donde desaprovechó constantemente vivir en plena conciencia el presente, le llevó a vivir en constante estrés. Todo ello normalmente innecesario para cuando se busca una felicidad más duradera, porque ella no es facultad de esas cosas, si no propia de un crecimiento y despertar interior, y cuando se logra cierto nivel de desarrollo, de seguro podrá “vivir en forma equilibrada” aquí o allá, empapado con un nuevo entendimiento y una poderosa visión basadas en el amor altruista y el desarrollo de las cualidades humanas.
Muchos, reconociendo lo anterior, no hacen un real esfuerzo para concretar algo en su íntimo beneficio, que es lo importante, desaprovechando engrandecer sus propias virtudes, con las que enriquecerán en forma natural y profunda la relación con la familia, los amigos, los compañeros de trabajo, los desconocidos, el medio ambiente, desde un corazón cálido de amor y deseos de bien. Desperdician por tanto, la posibilidad de obtener mayor paciencia, disfrutar de una paz mental fidedigna, de reducir el odio, el ego y los celos, de disminuir la avaricia y la ignorancia espiritual.
Las personas aun declarándose inteligentes, no desarrollan un modelo interior, que lo perfeccione y beneficie a él y los demás, que les facilite descubrir lo que es realmente sentirse vivo.
No conciben que sea posible superar el sufrimiento y conseguir una felicidad más permanente. Para el budista esto está muy claro, él sabe que posee cualidades naturales para ello y que al adoptar ese camino se favorece como persona, se beneficia a sí mismo y a los demás con su generosidad y el despliegue natural de las virtudes que desarrolle, llegando en el tiempo, a superar el sufrimiento, eliminar su ignorancia y obtener la sabiduría que da el conocimiento superior.
Hay que dar un propósito a nuestras vidas, en un sentido profundo del ser, para progresar y ser ecuánimes, felices y compasivos.
Muchas personas sin declararse budistas, adicionan sus practicas al diario vivir para colaborar en su propósito de vida.
Mejorar nuestra vida desde lo interno es maravilloso, allí esta la sabiduría del todo. Es la luz de energía y compasión que nos asiste constantemente en beneficio del bien de uno y de los demás.
¿vale la pena el esfuerzo? Lo sabrán a los pocos días de comenzar las prácticas budistas.
K. Dondrup T.
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